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COMENCÉ LA ESCUELA a los cinco años
teniendo como maestro a D. Clinio Álvarez Toledo, estando en la misma
hasta los catorce años que se “cumplía la escuela” siendo maestro D.
Valeriano Barrios de Pedro, quien me entrego el Certificado de Estudios
Primarios
el 9 de Julio de 1961.
Fui confirmado el 22 de mayo de 1959.
RECUERDO:
Los Reyes Magos, me solían traer una
moneda de dos cincuenta (con vuelta),
una mondarina y otras monedas de menos valor,
estas sí, para gastar en las
confiteras del pueblo; en esa época no teníamos escaparates ni televisión, por
lo que no llorábamos ante ellos, como hacen los niños de ahora.
Los
partidos de fútbol en la calle
,
jugar a las canicas
, el chisque, las tutas
,
el palmo , las quemas, la peonza, el aro
,
al esconderite,
al salto corrido, al burro
,
tirar de una cuerda atada a una caja de
zapatos
para arrastrarla por el suelo imitando a un carro, lo que hacia que el
culo de la caja durase poco, teniendo que pegar con engrudo la tapa de
la caja u otro cartón, para seguir jugando. Aumar un trozo de cristal,
que no se encontraba fácilmente, para ver un eclipse de sol
Cuando se daba la luz en el pueblo,
era la hora impuesta
por el maestro para irse a casa. Como con una bombilla se alumbraban dos
habitaciones a la vez, a través de un hueco con un cristal en la parte
alta del tabique que las dividía. Entonces la luz se pagaba por unidad
de bombilla,
al no existir contadores.
Cortar el río,
consistía en lanzar una piedra lo mas plana posible sobre la
superficie del agua,
de manera que diese los mas botes posibles hasta
cruzarlo. Tener prohibido ir al río
sin
ir con una persona mayor, si desobedecíamos, para negarlo nos manchábamos las rodillas
con tierra, hay que recordar que entonces se llevaban pantalones cortos
.y
las rodillas por lo general sucias. Tener en la cocina el palanganero
con la
palangana
, toalla, jabón, peine, y el espejo colgado de la pared, para
lavarse y peinarse todos los días para ir a la escuela. Ver limpiar las púas
del peine con una aguja.
Ir a buscar nidos
al salir de la escuela o días festivos al juncaral,
hoja de la romana, tejados, bóveda de la iglesia (antes de la misa),
etc. Hacer colección de huevos
picando con un alfiler los
extremos más separados y soplando por uno de ellos para vaciarlos. Coger
del nido los aguiluchos volanderos y criarlos en casa
dándolos de comer
las crías de otros pájaros,
una vez grandes se los soltaba lejos de casa
y estos volvían a casa más de una vez
hasta darse cuenta de que estaban
en libertad. Poner los cepos en invierno los días de mucho frío o nieve en la calle
frente a casa,
donde se pudieran ver a través de la ventana de la gloria
o en el corral.
Las meriendas
de rebanadas de pan untadas con arrope, aceite y azúcar, dulce de
higos, la tez que quedaba en la superficie de la leche después
de cocida untada en una rebanada de pan con azúcar.
El pan con chocolate, mejor dicho pan y chocolate pues primero se comía
el pan y luego la pastilla de chocolate,
que se iba redondeando con los
dientes haciendo que durara lo más posible. La fruta del tiempo eran las
uvas, melón y sandia, pues otras eran escasas. Por los Santos el
cagadillo, dulce casero que se hacia con azúcar y almendras.

La primera inyección de
mi vida que me puso D. Martín Vaca medico del pueblo, por la pérdida de
sangre del golpe que me di en la cabeza al romperse una rama de la
higuera que teníamos en el corral cuando estaba cogiendo brevas.
Entonces el médico hacia igualas médicas
con los vecinos del pueblo para ser atendidos en cualquier momento.
El chicle
que hacíamos a base de masticar trigo.
Ir a la tienda a buscar una
aspirina,
pues las vendían sueltas, te la daban envuelta en un trozo de papel de
estraza, se la
machacaba en una cuchara sopera, añadiéndola agua para disolverla y se
tomase mejor. De papel de estraza eran las bolsas que se ponían
directamente sobre el plato de la balanza para pesar las legumbres,
azúcar, etc.

A la vecina que quería cambiar el
pan reciente, por otro de varios días para comer menos.
En algún viaje que
hice con mis padres a Valladolid, ver trozos de papel recortados
del periódico y colgados de un alambre en el váter ,
salía más barato. Cuando se necesitaba comprar calzado, no era necesario
que viajara la persona necesitada, se llevaba por lo general la madre,
un trozo de palo de la medida del pie.
Estar siempre las puertas de las casas abiertas,
desde que salía el primero hasta que se iba el último a la cama. Los más
pequeños cuando teníamos sabañones, íbamos hasta la puerta de la vecina
al estar esta abierta y cantando lo más alto posible decíamos: "
Sabañones tengo, sabañones vendo, aquí los dejo y me voy corriendo". Salir
a la puerta corriendo al oír un ruido
de coche para verlo pasar por la carretera, pues no todos los días se
podía ver, los perros corrían de tras de ellos hasta cansarse,
hoy día no les hacen ni caso
(como han cambiado los perros).
Poner la herrada a las goteras para recoger el agua de lluvia que caía
del tejao
para cocer los garbanzos, pues estos se cocían antes y quedaban mas
suaves que con el agua del caño. Calentar el agua en un balde
puesto al sol en el corral,
para bañar a los más pequeños.
De monaguillo al vivir frente a la casa del cura, tocar a misa la
mayoría de días y a clamor si se moría alguien (con el consiguiente
miedo al entrar solo en la iglesia cuando era de noche). Al finalizar la
misa los domingos, acompañar con el bonete
al cura a rezar los responsos
por los familiares fallecidos en los hacheros con velas encendidas
colocados delante de los reclinatorios, hasta que pusieron los bancos y estos los
rezábamos los monaguillos desde el pulpito durante la
misa, en días señalados vestirme de monaguillo
para
ayudar a misa y en la procesión, en esta los niños
y niñas de la escuela en fila de aúno iban por delante de la imagen, los
niños a la derecha y las niñas a la izquierda con el maestro y maestra
expectantes. El miércoles de ceniza, los niños y niñas con el maestro y
maestra, íbamos en filas separadas desde la escuela a la Iglesia a
ponernos la ceniza.
Durante los nublaos
a las vecinas reunidas en una habitación de la casa
a oscuras, para poner una vela encendida
a Santa Bárbara Bendita a la cual se la rezaba para que no apedrease: "Santa
Barbara bendita, que en el cielo estas escrita con papel y agua bendita,
y en el ara de la Cruz, paternoste amén Jesús", así hasta que
pasaba la tormenta. Sacar al marrano de la cochinera
por la cocina
para que no se ahogase con el agua del nublao que bajaba desbordada por el camino Pedrajas y se metía por las traseras al corral.
Esperar por la
tarde la llegada del coche de línea, para sentarnos en los asientos
"mullidos" mientras conductor y cobrador tomaban un chato de vino en el bar
Al salir de la
escuela para ir a comer, vi como un grupo de hombres y mujeres veían en
el cielo una raya blanca,
a la vez que comentaban que se trataba de la
raya del fin del mundo, preguntados el maestro y el cura, este lo
desmintió y el maestro decía que había oído que existía un avión que
echaba humo, confirmando por la tarde que se trataba de un avión de
reacción a chorro
La llegada de la televisión a
casa del Sr. cura, que por 20 céntimos la sesión, veíamos los seriales
de Rintintin y Bonanza los sábados y domingos. Más tarde las películas del Gordo y
el Flaco
entre otras que veíamos en un salón que hizo en el corral adosado a
la casa, con entrada por el atrio de la Iglesia.
Levantarme a media noche cuando
me enteraba
de
que iban a pasar por delante de casa (la carretera) el mayoral y los
vaqueros
con los toros
que
se iban a correr en los encierros de algún pueblo limítrofe,
durante el
trayecto siempre iba adelantado un vaquero para avisar de la presencia
de los toros, entonces el tráfico era muy escaso y menos a esas horas
Ir a la parte trasera de la fragua donde echaba el herrero todos
los desperdicios, a buscar trozos de hierro para venderlos al
chatarrero
, y trozos de carburo de la soldadora con soplete para lanzar botes al
cielo, como algunas veces cogíamos lo que no debíamos, Daniel el
herrero cuando nos veía acercar, tiraba algún trozo quemando para cuando
lo fuésemos a coger nos quemáramos.
A LOS CATORCE AÑOS cumplida la escuela, la primera oportunidad
que te ofrecían para salir del pueblo, era la de “estudiar para cura”
pues otras carreras eran más costosas económicamente y no siempre se
podía, mientras tanto en él pueblo mi dedicación era exclusiva a las
tareas del campo, compaginando estas con el de pastoreo ya que teníamos
ovejas en casa ,
hasta abril del 1966 que me marcho a Valladolid a trabajar de camarero,
a la vez que hacía delineación industrial.
RECUERDO:
El primer
partido de futbol que vi en directo un
29-9-1963 domingo, aprovechando que el coche de línea pasaba por el
pueblo para ir al fufbol a Valladolid, nos montamos cuatro amigos y con
entrada de militar, pues no daba para más, entramos al campo de Zorrilla
donde jugaban el R. Valladolid (0) con: Justo, Paredes, Pini, Pinto,
Ramírez, Sanchis, Fuertes, Aramendi, Morollón, Rodilla, y Joselin, y por
el R. Madrid (3)
: Araquistain, Isidro, Santamaría, Casado, Müller,
Zoco, Amancio (Serena) F. Ruiz,(82´) Puskas, (39´) Diestefano y Gento
(52´). Una vez terminado el partido quisimos aprovechar el poco tiempo
que teníamos en otras cosas y perdimos el coche de vuelta a casa,
teniendo que coger otro que iba a Arrabal de portillo y desde allí
9 Km. a pie hasta Megeces. Esto supuso una preocupación para las familias, al
ver que no llegábamos en el coche en el que nos habíamos ido.
Las tareas del campo como sacar achicorias con arado de vertedera y remolachas con pico, escoronar, ordeñar ovejas
,recadar, acarrear, trillar, arar a vertedera, aricar, escardar, con las
ovejas en el campo
, pisar el pajar, binar, entresacar etc. El sacar y escoronar remolachas y
achicorias, coincidía con el invierno, lo que hacia que las manos se
quedaran heladas y para calentarlas de vez en cuando se quemaba un saco
de paja, aprovechándolo para por la tarde echar unas patatas para asar.
En verano cuando te ibas de fiesta a algún pueblo limítrofe tu padre te
decía, no vengas tarde que mañana hay que madrugar para ir a acarrear.
En alguna ocasión la llegada a casa a veces andando, coincidía con el
sonido del despertador en el dormitorio de los padres, por lo que había
que meterse en la cama vestido, hacerse el dormido y esperar a que tu
padre abriese la puerta de la habitación y oír "vamos que ya es hora",
esto suponía cambiarse de ropa y sin dormir, a la tarea
A mi madre
cuando me repetía que no me quedase en el pueblo
pues en el campo no había porvenir.
El 1º reloj que gaste,
me lo compro mi madre en 1963 en Valladolid.
Cuando se pusieron las laderas de pinos año 1965,
unos aportaban las yuntas de machos para hacer bancales con el arado de vertedera
y los mas
jóvenes sujetábamos y guiábamos a la yunta para
seguir una curva de nivel, esto suponía una ayuda económica para las
familias.
Cuando se
hacia de noche, ver a los novios, hablando en la puerta de
la novia
. A veces se rompía la bombilla del
alumbrado publico más próxima.
.
Cuando instalaron la 1ª
central telefónica
junto al Ayuntamiento y la vivienda del
secretario. Como telefonista “La María” hermana del secretario, cuando
recibía una llamada avisaba a la persona interesada si vivía cerca, o
para comunicarla que la llamarían a una hora determinada si vivía lejos,
para que esta estuviera en la centralita esperando la llamada |